Firmemente en una cama
se encontraba recostado
el general Sergio Gama,
que al dormir era soldado.
Una onírica neblina
cubrió sus lustrosas botas;
cambiando su carabina
por gritos y palabrotas.
No lo mataría la guerra
desgarradora de vidas.
La muerte ya no le aterra
ni está expuesto a las heridas.
Durmió esperando la diana,
y ahora ella lo obedece.
Hoy ha llegado el mañana
que en su corazón florece.
Pero dura poco el alba,
tan poco como la alarma;
de la guerra no se salva;
la carabina es su arma.
Sus órdenes y encomiendas
se han dormido en su memoria,
y en ella misma las riendas
de su vida y de su historia.
La muerte es su compañera,
lo traicionará algún día,
lo acompaña en la trinchera
que en su sueño no existía.
El general Sergio Gama
sólo es un simple soldado,
quiere volver a su cama
donde es mejor recostado.
Glauco
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