En un instante alguien tiró los dados
volviendo un primer juego al nacimiento.
Jugando se nos va cada momento.
Vamos, ante la suerte, condenados.
Condenados a ser y a ya no serlo
vivimos borrachos de decisiones.
Jugamos sobre nuestros corazones
sabiendo que tendremos que perderlos.
La vida ya inició y no se detiene,
no sabe que es vivida y no le importa,
menos si se le vive o se le aborta.
El único consuelo que se tiene
es que la vida puede ser pensada
gracias a que la suerte ha sido echada.
Glauco
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