Hubo una vez, debajo de mis cejas,
que desaparecieron tantas cosas,
sentí que había perdido siete esposas,
mis hijos, mis tierras y mis ovejas.
Y así, aunque no tenía nada de eso,
perdí todas las luces de mis ojos.
Lo perdí todo, quedando en despojos,
quedando solamente carne y hueso.
Soy en la perdición hombre perdido,
una gota de lluvia en aguacero,
un último que no será el primero,
un corazón latiendo sin latido,
algo de amor muriendo en desamor.
A veces creo ser un moderno Job.
Glauco
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