Nacido en la servidumbre
vio la libertad en ella:
muchacha con piel de lumbre
y con alma de centella.
De libertad se recubre
cuando piensa en sus abrazos.
No mira a la muchedumbre,
camina miles de pasos.
Así se marcha al trabajo
con vistas hacia el futuro,
sabiendo que no hay atajos
y que el provenir es duro
Una vez en el taller
se consume en el deseo
de pasar por la mujer
para ir a dar un paseo.
Trabaja mucho, se esfuerza,
mas no deja de pensar
en esa cubierta terza
y en que la ha de acariciar.
Sigue y sigue la jornada,
sigue y sigue con el sol,
sigue él pensando en su amada,
en su esfuerzo y en su amor.
Sin descanso y sin comida,
sabe que está por llegar
la hora de la salida
y en ella la libertad.
Camina por la avenida,
desempolvando su rostro…
La mujer está rendida
en la mirada de otro.
Glauco
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