Clandestino

Este tiempo más que nunca

se pasa y se hace pequeño,

como una noche sin sueño

lo pasajero se trunca 

y la incertidumbre abunda. 

¿Adónde van las siluetas

que dibujan los poetas?

¿Se van entre la memoria

que se olvidó de la historia

y la enterró en una grieta? 

Este tiempo es tiempo incierto.

Es cuando somos conscientes

de no ser omnipotentes,

de tener el pecho abierto

derramando el daimon muerto. 

Este tiempo es clandestino,

es verdadero destino,

es verdadera respuesta

a la suerte y a la apuesta:

es tiempo del desatino.

Es tiempo del Dios oculto,

del Dios sordo que no habla,

del que fragmenta la tabla

(divino jurisconsulto)

del entendimiento estulto. 

Tiempo de alejar el rezo

como en su tiempo hizo Celso,

tiempo de buscar la vida

de una manera prohibida,

como un clandestino beso. 

El tiempo pasa y no pasa,

hace y al tiempo deshace,

se levanta y también yace

en el centro de una casa

que se comprende en desgracia. 

¿Qué será de nuestros pasos,

de nuestros besos y abrazos,

si por amor son dejados

en cofres avejentados?

Serán viento y aletazos. 

Este tiempo especialmente

es de alejarnos de todo

para poder ver el modo

de acercarnos a la gente

de una manera decente.

Este tiempo es poco tiempo,

es un distante momento.

Este tiempo es lejanía,

es síncopa y armonía. 

Este tiempo es detrimento. 

Que lloren los hombres necios

por lo que saben y no,

que lloren sobre su yo

al que le han puesto alto precio. 

Que sigan en su desprecio

del que vive diferente.

Es tiempo de que la mente

se pierda o se recupere.

Este momento nos hiere

con cuchillo que no es muerte. 

Glauco