Yo no quiero ser trigo que se siega
y se vuelve alimento en nueva vida,
yo no quiero ser trigo que no llega
a morir porque se vuelve comida,
yo no quiero ser trigo desterrado
de la forma del oro de la espiga.
Tampoco quiero ser regalo usado
para dar alegrías al receptor,
tampoco quiero ser regalo atado
al aliento fugaz que sopla amor,
tampoco quiero ser regalo breve
que solamente brilla en el albor.
No quiero ser el tiempo que se mueve
sólo porque no tiene a dónde ir,
no quiero ser el tiempo que compruebe
que no valió la pena estar aquí,
no quiero ser el tiempo que padezca
la muerte como padece el vivir.
Ni quiero ser un hombre que parezca
un monstruo en el espejo de los vivos,
ni quiero ser un hombre que adolezca
porque crea que comprende sus estribos,
ni quiero ser un hombre que se muera
dándole a los que quedan incentivos.
Yo no quiero ser trozo de madera
para hacer un muñeco que camina,
yo no quiero ser trozo de una hoguera
quemando y requemando parafina,
yo no quiero ser trozo de basura
que adorna el pelo de una dama fina.
Tampoco quiero ser la sepultura
cristiana que le dan a tanto muerto,
tampoco quiero ser la vida dura
que es la mitad de dura para el tuerto,
tampoco quiero ser la vida muerta
que se quedó en la piel del hombre yerto.
No quiero ser la llave de la puerta
que cierra porque tiene miedo a afuera,
no quiero ser la llave de la incierta
morada que hace que la pasión muera,
no quiero ser la llave de la caja
sellada para que el mal no nos hiera.
Ni quiero ser azar en la baraja
escondida en el fondo de un cajón,
ni quiero ser azar en la navaja
que corta sin saber del corazón,
ni quiero ser azar en la fortuna
que suba y baja y gira cuál ciclón.
Quiero ser una vida inoportuna
en esa flor comprada por un niño,
quiero ser una vida cual ninguna
derramando doquiera su cariño,
quiero ser una vida con fe ciega
que como ciego luzca desaliño.
Glauco
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