Pobreza es el dintel de un laberinto
repleto de pasión y de injusticia.
Con cada paso el alma se desquicia
y Dédalo nos lleva a su recinto.
Vacías las manos se llenan de llagas.
La generosidad se vuelve idiota.
Se mezclan la victoria y la derrota.
El bien y la virtud se vuelven dagas.
Los pies que van se van sin dejar huella,
los que regresan, regresan sin nada;
el pobre anda una vereda humillada.
El laberinto es una mala estrella,
es una bestia que toma a su presa
haciéndole vivir en la pobreza.
Glauco
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