Si acaso fuera cuervo
haría hambre en tus pestañas.
Tus párpados de negro
vestiría con mis alas.
En tu mirada el cielo,
yo, cuervo, en tu mirada.
Si acaso fuera fuego
haría hoguera en tu cama.
Tus sábanas ardiendo
te agitarían el alma.
Tú, llamas refulgiendo,
yo, fuego haciendo llamas.
Si acaso fuera beso
haría a tus labios grana.
Tus labios de cerezo
de besos se desangran.
En tu labia el silencio,
yo, grito de tu labia.
Si acaso fuera hielo
haría en tu espalda taiga.
Tu espina hecha de viento
dando vuelo a tu espalda.
Tu baja: fresco invierno,
yo, invierno, espalda baja.
Si acaso fuera viejo
traería a tu vida calma.
Tus ímpetus blandiendo
pasiones como espadas.
Tú, palma floreciendo,
yo, seco como palma.
Si acaso fuera nuevo
te haría reina de Saba.
Tu vientre siendo el lienzo
donde la vida clama.
Tú, amada de mi reino,
yo, reino de mi amada.
Glauco
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