De sones huastecos, polkas y danzones,
cumbias y huapangos y de rocanroles,
se alimenta el ritmo de este corazón
común que a los hombres da la misma voz.
Somos almas libres que como puñales
silencian las voces de viejos e infantes.
No nos damos cuenta de que somos libres
siempre que en el alma suene el mismo timbre.
Todo lo que mueve las almas humanas
nunca necesita juegos de palabras,
necesita vientos, cueros y guitarras,
labios, brazos, fuerza y un deseo de danza.
Quien no danza pasa a la voz y canta,
cuerpo, ritmo y boca: una sola alma.
Mi ciudad se hizo de muchas canciones
y del mismo ritmo, barro y corazones.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario