De una mente solitaria y cruda
se mete entre mis ojos la tristeza,
la vi brotar de una rapaz sorpresa,
nutriendo en mí inseguridad y duda.
La duda indómita me ha sometido
al duelo de saberme despreciado
por mí, por mi cadena y mi candado;
soy prisionero de un yo destruído.
Un eslabón abierto y una llave
son esa salvación que necesito
para ser, para mí, mi favorito.
Mi pecho de animal es prisión grave
donde se muere toda marca buena,
atada a mi candado y mi cadena.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario