Al pedir perdón las tierras yermas
vuelven a florecer, la lluvia sabe
a vino dulce que no nos enferma.
Al pedir perdón el mal no cabe,
las lágrimas del mundo son internas
y el mundo se hace mar de llanto suave.
Pedir y dar perdón es testimonio
de que no somos rastro del demonio.
Glauco
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