¿Te puedo llenar de besos?
No de aliento, ni saliva,
sino de la fuerza viva
que une la carne y los huesos;
llenarte de voluntad,
de la verdadera ciencia:
esa que llaman consciencia,
esa que llaman verdad;
que tú sepas, al besarte,
que tu belleza es real
y que es lo más natural
que te ame y puedas amarte.
Eres río que se desboca
y le da vida a mi boca.
Glauco
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