Ven a amarme.
Sé que te pido mucho.
Podría pedirte matarme,
pero con la muerte lucho,
y si tú vienes hablarme
con mucho gusto te escucho.
Lo que digas
calienta el corazón.
Con tus palabras abrigas
lo que llaman perdición
y le siembras las espigas
que la vuelven bendición.
Hazme bendito,
de ésos que sienten la paz.
Yo sé que siempre lo repito
y que siempre te pido más.
Es que se siente tan bonito
sentir todo lo que me das.
Glauco
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