De blanco se ha vestido el corazón
que en penas se desnuda. Ya no hay frío
lijando el cuerpo cual cedro vacío;
el alma usa el plumaje de un gorrión.
El blanco corazón levanta el vuelo
y goza con su desnudez al viento.
Y pese al padecer de lo violento,
la pena del gorrión no eclipsa al cielo.
Y si acaso las penas convirtieran
al blanco corazón en uno rojo,
el rojo sería signo del despojo
y no de la pasión. Así murieran
las plumas del gorrión y el alto andar,
por eso la pureza está en llorar.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario