¡Qué afán del hombre de nombrarlo todo!
El hombre nombra todo con afán
cumpliendo lo que dijo Dios a Adán.
¡Hay que nombrarlo todo de algún modo!
Los hombres, todos, buscan darle nombre
al mundo conocido e ignorado.
Gracias a lo que puede ser nombrado
el hombre puede ser llamado hombre.
El hombre ha dado nombre hasta a la nada.
Parece ser que así llena los huecos
como hacen los silencios con los ecos.
Todo es. Todo es la realidad nombrada,
sólo hace falta que esa puerta se abra
y ponga en nuestra lengua la palabra.
Glauco
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