Se me acabó la poesía.
Necesito otra morada
donde ya no piense nada.
Cambiar la filosofía
por un batey de alegría.
Mi boca está enamorada
de una boquita callada,
y aunque yo preferiría
amar el descubrimiento
del saber universal,
amo más el sentimiento
de esa boca natural,
calladita como el viento.
La amo y es lo más real.
Glauco
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