Me he quedado en las pálidas aceras
esperando del alma su regreso.
Se me fue el mismo día que se fue el beso
que esperaba que recibir quisieras.
De blanco se pintaron las banderas
para rendir las guerras del exceso.
Era imposible que saliera ileso
como ahora es imposible que me quieras.
Pensando en ti, pensando se me han ido
las horas, las doncellas y los pies.
Pensando en ti el pensar se ha convertido
en la contemplación de lo que fue
y yo me he convertido en un bandido
que espera poder ser lo que no es.
Glauco
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