¿Para qué vivir despacio
si se puede andar en vela,
sin éxito, sin escuela,
sin un tiempo y sin espacio?
Ya lo dijo bien Horacio:
hay que gozar el momento.
¡Qué importa el mundo violento!
¡Qué importa estar mal o bien!
Horacio y su Carpe diem
han dado consentimiento.
Glauco
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