Extraño a mi niña linda
con sus rebeldes coletas
y con su boquita guinda
(el honor de las violetas).
Extraño sus abracitos,
sus risita y sus traspiés,
extraño también sus gritos
que me alertan el estrés.
Extraño ver sus zapatos
saliéndosele al andar,
ver que arremeda a los patos
aunque no diga cuacuac.
Extraño sus tempestades
a la hora de dormitar,
ver cómo le hace maldades
al pecho de su mamá.
Extraño sentir su aliento
cuando ríe contra mi cara,
ver cómo hace el intento
y poco a poco se para.
Ven Violeta de mi amor,
ven a mí, mi niña tierna.
¡Ven con tu nombre de flor
y sé una Violeta eterna!
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario