¿De qué prisión salieron los jilgueros
que atados a mis hombros te cantaron?
¿Al toque de tu voz se liberaron
o sólo con mirarte te siguieron?
Viviendo aprisionado entre las aves,
seguí sus aleteos cuando se fueron.
Los besos que le diste a los jilgueros
dejaron en mi amor lesiones graves.
Bruñido y leso di con las parvadas
que en algún otro tiempo me dejaron.
Tu voz y su recuerdo me llevaron
al árbol de tu amor (el de granada).
¿De qué me habrás llenado el corazón
que me has hecho salir de esta prisión!
Glauco
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