¡Caray! Cuando tú me besas,
detrás de mis ciegos ojos,
al son de tus labios rojos,
siento miles de cervezas
subírseme a la cabeza,
como si de un chingadazo
me hicieras pa' atrás un paso
y luego cayera al piso.
Yo no sé qué deidad quiso
que el beso fuera un trancazo.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario