Se dice que Jesús vino
al mundo para salvarnos,
que vino a resucitarnos
y a arrancarnos del destino
que sortea nuestro camino.
Sin embargo, yo imagino
que eso es un gran desatino.
Prefiero poder pensar
que él nos vino a transformar
la desdichada agua en vino.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario