Volando van las íntimas miradas,
tal cual humos y hadas,
sobre lo nebuloso del paisaje
que a ratos se extravía en el homenaje,
ese que llaman viaje,
que imprimen las palabras inventadas.
Centellas, periquillos y cañadas,
palabras olvidadas,
son múltiple acuarela del follaje
(a veces fotos, a veces lenguaje)
llamado personaje
por imaginaciones y tonadas.
Lo propio se condensa con lo ajeno
como una gota del sol amarillo
se hace uno con el brillo.
Ocúrrele lo mismo al simple grillo
que hace que cante todo el verde pleno:
se alía con el entorno y su mutismo.
¡Qué misterioso abismo!
Volando somos uno, mas lo mismo.
Glauco
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