Llueves con tus dulces labios
sobre el Todo de mi ser.
Eres causa del llover,
del sueño, de los agravios.
Me tocan tus hombros sabios,
me tocan y me dan paz.
Sabes al hoy y al jamás.
Me sabes al fiel minuto
vivido y amado en bruto.
Eres dueña de un quizás.
Viuda de la soledad,
ámame toda la vida.
Enséñame la salida
y la marginalidad.
Eres inmune a la edad.
Eres amén de la rosa
que se reza y se desglosa
para, entre tanto calor,
mostrarme todo el amor.
Llueves en mí, mi amorosa.
Glauco
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