que mis versos revelan con tristeza
los penares que habitan mi cabeza,
la del alma, mas no la de mi cuerpo.
En el ave que vuela yo me monto,
mientras nubes y soles me cosechan.
Mientras tímidas éticas me acechan
en el ave que vuela vuelo pronto.
No hay un cielo que esconda lo que siento.
No hay un cielo que me desencadene.
No hay un cielo que al cielo me envenene.
Sólo está lo que miro en el momento:
un paisaje, un reflejo, un cielo gris,
un futuro y un corazón feliz.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario