Me siento necesitado
de la noche, del ocaso,
del despecho del payaso,
del cerebro anestesiado.
Me percibo abandonado
por el rito del abrazo,
por el poderío del mazo,
por el infame pasado.
No tengo a donde partir,
ni una montaña ni un lago.
Soy el imposible vago
que no agradece el vivir.
Soy el impuso violento
que siente lo que no siento.
Glauco
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