henchidas de la nada,
vacías de cada célula restante.
Te encuentro en los rellanos
vestidos de cañada
que llevan mi camino hacia adelante.
Te busco en la laderas
de místicos paisajes
y encuentro tantos cuentos en tu nombre.
Te encuentro entre las fieras
más nobles y salvajes
y me haces ser más bestia y menos hombre.
Te busco dentro mío
allí donde anidaron
tu mente, tus virtudes y tus labios.
Te encuentro allí en el río,
en donde me ayudaron
a darte mi sentir los astrolabios.
Te busco entre mis manos
henchidas de querencias.
Te busco, sí, te busco en todo el mundo.
Te encuentro en los arcanos
parajes de las ciencias.
Te encuentro, sí, te encuentro en lo profundo.
Glauco
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