son la motivación de los abriles
eternos, son el siempre de los viles,
son un perenne flujo de las cuitas.
Se acaba, se fatiga, la esperanza
de todo aquel que en el error pretende
hallar justificante de que entiende,
y por lo mismo exige su alabanza.
Estar correcto en una insulsa carga,
no viene de la fe ni de lo bello
sino de la inmundicia y su atropello.
Tener razón es una carga amarga
si en ella no se encuentra tanto amor
para abrazar las mieles del error.
Glauco
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