Sin minutos, sin horas, sin momentos,
muchas gotas se vuelven manantiales
de visión, microscópicos cristales
de la vista y la rosa de los vientos.
Muchos ojos se vuelven los intentos
de saber los misterios naturales:
agua, gota, sustantivos fluviales
que transforman lo visto en esperpentos.
Un millón de cuchillas acuchillan
nuestros ojos, mas sin ningún contacto:
nos revelan lo bello del impacto;
un millón de gotitas maravillan
lo que el Dios genitivo ha pronunciado:
sin un tiempo ni espacio ni pecado.
Glauco
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