Presentación

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martes, 13 de octubre de 2015

De simples gripes y otras cuestiones...



          Dice Schopenhauer al hacer una analogía para explicar el dolor que éste es como una enfermedad, que sentir dolor es como estar enfermo; al estar sanos no nos percatamos de la salud, es decir que cuando estamos sanos, no nos despertamos al amanecer diciendo "Ay! que sano me siento" contrariamente es cuando estamos enfermos que se nos hace patente nuestro cuerpo en sí y la existencia misma. Hoy estoy enfermo, y es bajo estas condiciones que siempre renace cierta cuestión en cuanto a nosotros como especie.

          ¿En algún momento como especie nos hemos dado cuenta que como tal, somos una especie defectuosa? Los orígenes de la medicina (y como bien saben en cuanto a datos insuficientes uno puede atreverse a inventar algunas barbaridades) se deben de haber gestado a partir de la caza y de los hombres heridos en ella, la medicina entonces surge como un método para aliviar situaciones dadas de manera "anti-natural" (que si me preguntan, nunca he visto un documental de una leona utilizando métodos para curar una herida adquirida al cazar un búfalo africano). Pero qué pasó entonces cuando la medicina quiso no sólo curar las contingencias de la caza y decidió entonces solucionar las deficiencias que como especie teníamos y que aún tenemos. ¿Habríamos llegado a estos años si no hubieses existido la medicina? A lo largo de la historia vemos presentes a médicos, brujos, curanderos, chamanes y demás gente especializada evitar ya sea alguna enfermedad, ya sea la muerte. Y es que desde tiempos inmemoriales, y me remito a Gilgamesh, el temor hacia la muerte ha sido parte de la idiosincracia del hombre. Le tememos a la muerte, nos da pánico, la muerte; ese fantasma que nadie conoce, más que los muertos, pensamos en la muerte y nos aterra la idea de su llegada, su llegada a nosotros, a algún familiar o amigo, a nuestras mascotas. Y una simple enfermedad es de manera inherente un recordatorio de la muerte, aunque no seamos concientes de ello.

          Quizá por este miedo es que recurrimos a la medicina y a los doctores al aparecer un simple resfríado o un dolor de cabeza, y se recurre a ellos cuando las cosas tienen sentido, cuando la vida tiene una meta, ya alcanzada o ya por alcanzar, entonces no queremos que dichas metas o anhelos se vean truncados aunque sea por un simple resfríado o por la terrible muerte. Pero cuando ese sentido mencionado, esas metas o anhelos no existen o se han perdido, no hay poder humano ni medicina creada que pueda contrarrestar el anhelo de la muerte, es por eso que se ven en los hospitales familias llorando por el moribundo hospitalizado que simplemente ya no quiere vivir; personas que encuentran un escape y a los que la medicina entonces les quiere quitar su carta de salida. La medicina entonces y los fines últimos de los hombre van tomados de la mano. Cazadores, jefes de tribú, emperadores, conquistadores, artistas, gobernantes, luchadores sociales (por mencionar ejemplos de gente trascendente) así como simples hombres con sus metas simples pero a fin de cuentas metas, todos recurriendo a la medicina para seguir haciendo lo que sea que les da paz y tranquilidad en el espíritu mientras lo hacen.

          Sin embargo se deja de lado lo que primeramente he comentado, somos una especie defectuosa, ¿cuándo entonces aceptaremos esta realidad? por uno u otro lado han existido momentos en que la naturaleza misma nos quiere quitar del camino (y buenas razones tiene para hacerlo) epidemias, pestes, enfermedades virales y la medicina ha salido al frente para frenar nuestra extinción. En los criaderos de animales, los retoños con deficiencias, son dejados de lado; de igual manera pasaba con Esparta, niños con deficiencias eran arrojados al Monte Taigeto pues no servían para la guerra. ¿Cuándo entonces comenzaremos a demeritar la medicina, no por alargar nuestros períodos de vida de cada individuo, sino por volvernos cada vez una especie deficiente?

          En fin, hoy estoy enfermo, y quizá todas estas perogrulladas, las he dicho simplemente para decir también que no pienso tomarme nada, ya antes lo he hecho, y si el cuerpo encuentra de manera natural, la forma de contrarrestar esta jodida gripe, creo que haré un poquito más fuerte, ya no a la especie, sino al menos a este mortal individuo. Cosa que también me lleva a pensar que si en un futuro por las cuestiones que sean, llegase a adquirir una enfermedad que amenace mi permanencia en este planeta, para ser congruentes con estas absurdas reflexiones, no me sometería a ningún método para contrarrestar nada. Bruno Traven en un texto muy breve tiene una línea por demás exquisita y con la que pienso cerrar esta cuestión, ya sea para mí, ya para la especie misma:

                                    "Qué puede hacer un hombre contra su destino"


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