Durante los últimos
años, tuve el hábito de no salir de mi casa el día doce de diciembre. Este año,
fue la excepción, aunque no asistí al lugar más visitado en esa fecha, pude
percibir algunas situaciones que ese día trae consigo. La opinión pública se
reducía a la necesidad de asistir a la iglesia. Por donde quiera había personas
ante una capilla esperando que diera comienzo la celebración. He de aceptar que
tanto movimiento me impresionó y me pregunté: ¿por qué la necesidad y la prisa
de las personas por asistir a la iglesia ese día? La respuesta que lo resume
todo pero a la vez es un supuesto más, sería la fe en las personas.
Pero hablar de la fe
daría por supuesto que yo comprendo mínimamente qué es ello y, de esa manera
tengo la osadía de decir algo al respecto. Sin embargo, no es el caso. Eso es
un asunto del que se encargarán los grandes teólogos. Prescindiendo de todo lo
que se dice acerca de la fe y, de la concepción religiosa, solamente puedo
hablar de lo que percibí en ese momento en las personas. Todas las personas que
encontré y, poniendo atención a lo que decían, coincidían en que tenían
necesidad. En ese sentido, la necesidad es aquella que mueve y manipula la
voluntad.
En ese momento, me
pareció que la necesidad es aquel impulso que ocasiona que las personas acudan
a celebrar ese día, independientemente de los particulares motivos. Necesidad
siempre hay, no es cosa de que exclusivamente el día doce de diciembre haya
más, sino que en ese día las personan consideran que es necesario, para su
tranquilidad, asistir a una celebración religiosa. Tranquilidad en el sentido
de aquellos testimonios que escuché, es decir, se referían a que era necesario
dar las gracias por los beneficios recibidos y pedir por las necesidades
presentes.
Todo ello que se
decía, me condujo a interpretar que mientras los hombres tengan necesidad, ésta
exclama y exige que se le atienda. Mueve e influye en la voluntad de cada uno,
dejando de lado la religión que se profese, pues los religiosos no son los
únicos que tienen necesidades. En ese
caso, la necesidad puedo entenderla como el principio natural en los hombres, es decir, se nace, se
vive y se muere con necesidades. La diferencia radica en el cómo cada uno
dirige, atiende o simplemente evade. Y cuando hay ausencia y carencia, esto es
el principio, si se me es permito decirlo, de la necesidad de recurrir a lo
divino.
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