Maltratando a la musa
Sé, espero y amo
Creo
en el árbol que
deja
en el viento
una
huella de
aseguramiento.
Porque
creo en su ser
sé
que vive en mí,
también
busco ver
tras
de su piel cañí.
Creo
en el ave que
canta
al silencio,
como
amante fiel,
que
no tiene precio.
Porque
creo en su ser
sé
que hay sonido,
también
busco arder
muy lejos
del ruido.
Creo
en el caminar
del
tiempo grande
que
suele mostrar
la
mano del padre.
Porque
creo en su ser
sé
que estoy vivo,
también
busco ver
su
origen bendito.
Creo
en el tener fe
que
es sumo saber,
que
todo lo ve,
antes
o después.
Porque
creo en su ser
sé
que siempre sé,
también
busco ver
por
qué sé lo que sé.
Ahora
que lo sé
espero
encontrar
por
donde caer
y aun
así ayudar.
Espero
en el bien,
que
de otro modo
jamás
llegaré
a
estar codo a codo.
Ahora
que lo sé
espero
voltear
del
agua el caer
y el
tiempo apreciar.
Espero
en el bien
que
el tiempo sea
bueno,
como el
que siempre
llega.
Ahora
que lo sé
espero
el cantar
que
el ave provee
en su
trajinar.
Espero
en el bien
que
da al oído
forma
de entender
y
estar complacido.
Ahora
que lo sé
espero
volar;
jamás
padecer
invisibilidad.
Espero
en el bien,
que
hay en el viento,
que
algún día tendré,
en la
mesa, un asiento.
Ahora
que lo sé
espero
encontrar
el
sumo saber
sin
tener que llorar.
Espero
en el bien
que
hay en esperar
un
trago de miel:
razón
para amar.
Razón
para amar
hay
en el árbol
que
en ese brotar
nos
cubre del sol.
Amo
la sombra
que
cubre del brillo,
que
le da gloria
al
rubor de un niño.
Razón
para amar
hay
en un ave
que
en cada cantar
del
placer da llave.
Amo
su silbido
digno
de mímesis
que
al enmudecido
muestra
su némesis.
Razón
para amar
hay
en el tiempo
que he visto avanzar
en
todo mi cuerpo.
Amo
su lejana
e
invisible forma
que
al hombre hermana
en
divina norma.
Razón
para amar
hay
en el amor:
da
felicidad
y
también clamor.
Amo
su oculta
ciencia
divina
que
siempre resulta
en
dar vía al que camina.
Amo
saber esperar.
Espero
amar saber.
Sé
esperar amar.
Talio
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