Inicia el viaje muy en lo profundo,
entre lo que significa el corazón
y lo que mira y observa la razón,
donde se unen imagen y mundo.
Sopla sinceridad sobre los suelos
cultivados con cármenes queridos,
simulando en su soplo los sonidos
de la tierra, los tallos y los truenos.
Refiere el corazón a todas partes,
desde lo que se mira a lo invisible,
del más profundo llanto a lo risible.
Ser su siervo supone hacer un arte
del menor movimiento de la boca.
La palabra, sin dudas, está loca.
Talio
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