Ser nacido lejos del paraíso
marcó en tu vida la pena y el dolor
de sembrar el alma y comer del sudor,
de distinguir entre vaina y carrizo.
Razón y orgullo: grandes cualidades,
grande el corazón, las manos y la fe,
grande la pasión, los ojos y la sed;
ser grande: vanidad de vanidades.
Fruto de tu trabajo fue tu ofrenda;
trabajo que aprendiste haciendo fuerte
la relación entre razón y mano.
No vigilar la ruta de la senda
fue el detonante para darle muerte
a Abel, tu bienaventurado hermano.
Talio
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