Encendiendo del dios Apolo el fuego
despojas a los bosques de frescura
despojando del agua a la llanura
impidiendo que se convierta en riego.
Dibujas dunas de aire en el desierto
y difuminas lluvias en la selva.
Tú no te vas aunque la lluvia vuelva
ni borras tu dibujo en campo abierto.
Los besos ante tu exceso se agrietan,
ya no saben a sal, saben a tierra;
los besos ya no cantan a la sierra.
Las gotas del sudor su flujo aprietan;
llora la piel por no sudar de amor.
Las lágrimas del sol destilan calor.
Talio
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