Mis brazos te hablan
y mi boca te abraza.
Dime qué se siente
un abrazo simiente
que te habla de amores.
Mis ojos son soles
extintos y muy pobres.
Se llenan del alba
con sólo una mirada
acariciadora.
Acaricias toda
la escena que se forma
cuando te apareces,
la realidad fallece
y el sueño comienza.
Morfeo me pasea
de tu pie a tu cadera,
de tu ombligo al cuello:
un horizonte nuevo
El dios me ha mostrado.
Y así embelesado
voy de este a otro lado:
a un lugar de vuelo
que de hecho no es el cielo,
es tu bella alma.
Talio
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