Abajito de la loma
un coyote se divisa
acechando una paloma
canturreando de prisa.
La comerá, estoy seguro,
si logra que se distraiga,
con un beso prematuro
que la haga y la deshaga.
Arriba, por el tejado,
la paloma se le oculta
al coyote enamorado
que muy hambriento la busca.
La paloma con un beso
distraerá al viejo coyote,
seguirá quedando hambriento
y viéndose como un torpe.
Talio
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