Presentación

Presentación

martes, 17 de julio de 2018

Foto

He mirado con el viento
bailar a los girasoles,
con su sensual movimiento
dan destellos, dan calores.

El calor puede ser rojo,
puede ser también azul,
todo depende del ojo
con el que me mires tú.

He echado un vistazo pronto
a las montañas nevadas,
derrítanse mis arrojos
ante tus tiernas miradas.

Mirada de carne y hueso,
de virtud y de alegría,
haz que yo me vaya ileso
sintiendo tu compañía.

Observando la roseta
en lo alto del jardín,
recordé que hay una cerca
de tu preciosa nariz.

Jardín de niños y niñas,
nido de juegos y amores,
me recuerdas las campiñas
dónde nacen los calores.

Así sigo viendo el mundo
y veo en él una mentira:
tiene hogar el vagabundo
aunque el mundo se la tira.

La casa y el horizonte
son uno cuando se sabe
unir a los corazones
usando la misma llave.

Veo también que están los gatos
por la verja ronroneando,
despiertan a los ingratos
que duermen y no están amando.

Se ama para tener sueños,
se duerme para alentarlos,
algún día serán eternos
si se les sigue soñando.

Miro un poco del dios Helios
pues suele ser cegador,
me anda escondiendo los cielos,
te anda escondiendo el perdón.

El perdón es una vista
muy poco solicitada;
no es una mirada justa
ni una verdad comprobada.

Así mirando me paso
las horas en el camino.
No tengo casa ni patio,
no tengo azar ni destino.

La suerte te puso cerca,
el destino estaba enfrente.
Mi vista veía un reja
vacua e inexistente.

Busqué siempre estar al tanto
de lo que hay en tu cabeza:
un fabuloso retrato
y unos labios de cereza.

Cereza, fruta muy rara
en los distintos mercados,
a qué sabrás en la cara
bella que veo en todos lados.

Una nube se atraviesa
en los rayos cristalinos
de la luz, donde comienzan
los albores más divinos.

Albores del primer día,
o quizá también del cuarto
son parte de la armonía
de Dios, el hombre y el canto.

La mirada se me nubla,
cuando te vas de mi lado,
cuando me dicen que suba,
pues no puedo estar abajo.

Abajo es más provechoso,
para tenerte en cerquita
de mi vida, de mi hombro,
del horizonte de mi vista.

Veo la bóveda celeste
y veo la imagen de Cristo,
que con un amigo agreste
me muestra lo que ya he visto.

Lo visto es muy diferente
cuando se vuelve salvaje
el corazón de la gente
por convertirse en amante.

Todo en la vista es sincero
cuando se ve como otro,
por eso de todo quiero
llevar grabada una foto.

Una foto es un gran todo
guardado cerca del pecho,
es un muy peculiar modo
de hacer el amor estrecho.



Talio



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