Aliento cercenado por la pena
se oculta tras la boca y tras los dientes
y escapa entre fogonazos ardientes
de verdad de deseo que se cercena.
En verano, en otoño y en invierno
hay ventarrones más que en primavera;
en marzo la abeja produce cera,
en diciembre al zumbar hiela el infierno.
Llorando falta algo, también sonriendo,
falta amor, falta paz, falta la calma,
falta un cuerpo que mantenga presa al alma.
La vida se escapa entre aliento y viento;
escasez y deseo son el zafiro
que truena tras el rayo de un suspiro.
Talio
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