De joven trabajaba con esmero
por aprender a andar en los caminos
labrados por los jóvenes cansinos
que me instaron a ser niño yuntero.
Sembrar la tierra nueva es lo que quiero,
juntar en ella todos los destinos
de nuestros labios rojos y ladinos,
para volverme experto jornalero.
No quiero que se cansen mis caricias,
ni quiero trabajar con pesadumbre,
ni quiero que los besos se terminen.
Yo quiero disfrutar de tus delicias,
y quiero que el trabajo nos alumbre,
que trabajo y caricias nos fascinen.
Glauco
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