Entre nueces, naranjas y manzanas,
duraznos, peras, uvas y guayabas,
cuelgan aquellos besos que me dabas
cuando me mirabas en las mañanas.
El sabor vive en tus frutas lozanas.
Mi lengua y mi mirada son esclavas
del hambre que soñaba y que soñabas.
El sabor vive en tus formas serranas.
Yo como fruta fresca en el verano,
enjugo fruta seca en el invierno.
La fruta endulza y saborea mi cuerpo.
La orgía que las huellas de mi mano
hacían en aquel vaivén eterno
se ha vuelto beso que se lleva el viento.
Glauco
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