Oigo el canto de un canario
y también el de un jilguero;
ellos lo han adivinado
y saben cuánto te quiero.
Cantan con sus silbiditos
cuando tú y yo nos besamos.
El azul arrocerito
nos mira cuando nos vamos.
Cuando vamos de la mano
hacen fiesta las palomas,
nos hacen fiesta cantando
hasta llegar a la loma.
Cuántas aves con su canto
adornan nuestra experiencia,
hacen desbordar el llanto
de nuestra eterna querencia.
A veces hacemos mal
y nos herimos sin causa,
el silbar de un cardenal
hace noble nuestra casa.
Cuando te miro aleteo
con mis plumas de pestañas
y te miro porque veo
que sólo eres tú quien canta.
Cuidaremos pajaritos
siempre que estemos unidos.
Seremos seres benditos
en amores y en silbidos.
Glauco
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