Todo se cae y se derrumba.
Los rayos del sol todo lo queman
y las rosas se hacen rojas, luego negras.
De esas flores salen nubes oscuras,
van y cubren las plantas y las piedras
y entre rayos y lluvia todo ciegan.
No hay nada que nos pueda iluminar
cuando ha llegado por fin la oscuridad.
Allá en lo oscuro ya no hay nada,
no hay fuego ni cenizas, ni brotes,
ni luces que en la imaginación exploten.
Ante la oscuridad la caminata
es imposible pues los pies se esconden
detrás de mil pisadas de derroches.
Derrochan miedo con un aura fétida
de muerte que hace eterna la pérdida.
Perdidos en lluvia y sendero
ya no hay nada que nos devuelva la luz
y el cielo nunca volverá a ser azul.
El mundo oscuro se hace pordiosero,
y han desaparecido el yo y el tú
entre cuatro paredes de un baúl
oscuro, desahuciado, cruel, violento,
harto de nubes y Nada de tormento.
Glauco
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