Hay cantando un ruiseñor
una canción matutina,
mientras abajo camina
un zorro merodeador
que busca hacer comedor
el paisaje donde habita.
Alimento y musiquita:
preciosa combinación.
Lástima que la elección
una de las dos le quita.
Ambas no puede tener,
o necesita o desea,
o se deleita o babea,
o es o deja de ser.
¡Qué horripilante placer
el de la necesidad,
lo que quita es lo que da!
Mientras el zorro decide
si el ruiseñor muere o vive,
el ruiseñor se le va.
Glauco
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