He bebido tanto que la alegría
se va difuminando en mi memoria,
dejando ante mis ojos una escoria
de ruines pensamientos y agonía.
Quisiera no saber de los sabores
amargos y de espíritu rugoso
que matan la expresión de lo sabroso
por tantas lunas y por tantos soles.
Se bebe la botella mis anhelos
y moja de mis labios las orillas,
haciendo los engaños maravillas.
La voluntad, del vino, siente celos,
siente que por su culpa es olvidada.
He bebido de la botella de la nada.
Glauco
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