Llovió pero los pastos no crecieron,
lloraron a la lluvia llanto seco,
sus gritos de dolor no hicieron eco;
los gritos al abismo no dolieron.
El sol iluminó y no florecieron
las flores, sólo dejaron un hueco
en el campo, el amor y el recoveco,
por el sol los jardines se murieron.
De tantas cosas que tal vez dolieran,
las que no estaban pero sí se han ido
son las que hacen al cielo un cielo herido.
Si la lluvia y el sol querer quisieran
flores y pastos habrían crecido.
—Si nos quisieran como hemos querido…
Glauco
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