He visto el viento sobre los trigales
como se ven los vellos en tus brazos,
se inclinan hacia atrás del viento raso
y en su forma y esencia son iguales,
dibujan el placer de la mirada
pues quietos dan quietud al movimiento,
se enlazan en un baile con el viento
hecho de perdición (caricia dada).
He visto el viento entrar por la ventana
de la casa del dueño de la tierra
que cierra y con el viento va y se encierra.
He visto el viento seduciendo damas,
moviéndolas cuál quietos remolinos,
molinos labradores del destino.
Glauco
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