Los brazos de un gigante combatiente
trabajan la locura con locura,
labrando con los vientos la armadura
de un caballero, figura valiente.
Aquel gigante de alegre figura
se mueve y reta a aquel hombre demente
a un duelo de respiros de caliente
viento raudo en la manchega llanura.
Se siente la energía de aquel gigante
acariciando el rostro al caballero
iluso que no escucha a su escudero.
Aquel gigante no va hacia adelante,
sólo espera el ataque del Quijano
para poder por fin darle la mano.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario