No agradezcas al viento por soplar
en las aspas que dan vida al molino,
porque el viento con su propio camino
sopla aquí y en cualquier otro lugar.
No agradezcas a Dios por dar el aire
al raudo corazón de Eva y Adán,
porque Dios y su imagen siempre están
soplándose la vida con donaire.
Da gracias al molino que trabaja,
de gracias al creador que no se cansa,
da gracias a que el tiempo siempre avanza.
Si sopla el viento la creación encaja
en un perenne círculo de amor
que no se debe a Dios nuestro creador.
Glauco
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