Me he quedado en el silencio
sin decirle nada a nadie.
No oigo graznar a los cuervos
ni oigo cantar a las aves.
Una guitarra sin cuerdas
acompaña mis pesares
que callan para que vuelvas
y vuelvan a ser cantares.
Mis canciones y el silencio
se han convertido en amantes.
Ese amor es un veneno,
alimento de mis males.
Y escucho voces salvajes,
voces que me hablan del antes.
Escucho tu voz en todas partes
donde el silencio me invade.
Una guitarra sin cuerdas
suena en mis oscuros valles
de silencio y de tinieblas,
como furia de animales.
Y escucho voces culpables,
voces del dolor de antes.
Escucho tu voz en todas partes
donde el silencio me invade.
Glauco
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